A los pies de la sierra de Cantabria...

San Vicente de la Sonsierra

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Vista frontal de Santa María de la Piscina.

El conjunto arqueológico está formado por la ermita de Santa María de la Piscina, una necrópolis de repoblación, un poblado con viviendas semirrupestres y restos de fortificaciones o atalayas. Tras las obras de restauración de la ermita (1976-1978) se realizaron una serie de excavaciones alrededor de la misma que descubrieron la existencia de un poblado medieval de los siglos X al XIV. Algunas de las tumbas halladas son de la segunda mitad del siglo X, de lo que se deduce que hubo una población anterior a la fundación del Infante Don Ramiro Sánchez, quizá producto de la repoblación. Hacia el siglo XIV se despobló por la guerra civil castellana y sus habitantes formarían después la cercana aldea de Peciña, nombre derivado de Piscina.

Ermita de Santa Maria de la Piscina

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Vista posterior (ábside y presbitrerio).

Está ubicada sobre una pequeña colina que domina el Valle del Ebro a 1 km. de Peciña.
El Infante D. Ramiro tomó parte en la conquista de Tierra Santa formando parte activa de la conquista de Jerusalén al atacar con sus huestes por el lado de la Piscina Probática. De regreso a la Península, don Ramiro se retiró al monasterio de Cárdena y en su testamento encargo la erección de un templo en honor a la Virgen para que sirviera de cobijo a la imagen de Nuestra Señora y a un trozo del madero de la cruz en que fue clavado Jesucristo, y que se colgara en lugar destacado la Divisa de los Reyes de Navarra. Fue mandada construir en 1110, siendo consagrada en 1137. Dado su ruinoso estado, en 1975 se restauró y se reorganizó la Divisa, Solar y Casa Real.

La ermita de Santa María de la Piscina es uno de los edificios románicos más completo y bello conservado en La Rioja. Pertenece al románico pleno, pues fue comenzada hacia la mitad del siglo XII, y no tiene añadidos posteriores (excepto el escudo de la Divisa, colocado encima de la portada sur hacia 1537). Su interés radica en que es la única ermita románica de la región que se mantiene en un estado bastante puro y en su temprana cronología, ya que casi todo el románico riojano es más tardío.

Es una construcción en piedra de sillería, que consta de una nave de cuatro tramos cubierta con bóveda de cañón con tres arcos fajones de medio punto, presbítero rectangular cubierto de igual modo, y ábside semicircular cubierto por bóveda de horno. Adosada al muro norte de la nave se sitúa una cámara rectangular cubierta con bóveda de cuarto de cañón (posible sala de juntas para reunión de los diviseros) y en el hastial oeste, una torre campanario cuadrada.

La escultura monumental de este templo es variada. Las ventanas se decoran con ajedrezado, bolas, flores inscritas en círculos y capiteles vegetales. La portada posee bolas, cabezas de clavo y ajedrezado. El muro sur conserva dos canecillos decorados con una figura humana con el brazo apoyado en la cintura (tal vez un juglar o bailarina) y un perro atado a un palo símbolo de la envidia y la avaricia. A su mismo nivel existen metopas con rosetones de ocho pétalos inscritos en círculos. Los canecillos del muro norte poseen motivos geométricos y vegetales (flores, rollos, un barril..). La cornisa de tejaroz del ábside aún conserva en algunas zonas su ajedrezado, y solo cuatro canecillos originales, decorados con parejas abrazadas y con un animal monstruoso contorsionado con el rabo sobre el lomo y la cabeza vuelta hacia arriba, todas ellas alusiones al pecado.

Los seis capiteles de la nave se decoran con diferentes motivos. El del primer tramo en el lado de la epístola presenta cintas entrelazadas imitando labor de cestería. El del evangelio exhibe figuras humanas atadas con una cuerda. Los capiteles del tramo central presentan figuras híbridas con torso humano y cuartos traseros de animal, afrontadas en las esquinas. En el último tramo sólo hay un capitel original, el del evangelio y es vegetal. El de la epístola es una copia moderna.

En el ábside y presbiterio quedan escasos restos de pinturas románicas que podrían datarse a comienzos del siglo XIII, época de terminación del templo. Según algunos testimonios narraban la hazaña en la que supuestamente participó Don Ramiro Sánchez de Navarra, fundador de esta Iglesia; la conquista de Jerusalén por los cruzados y el hallazgo del trozo de la Santa Cruz en la Piscina Probática. Hacia mediados del siglo XX todavía se conservaban aunque actualmente sólo podemos describir escasos y aislados restos que parecen hacer referencia a algún tema religioso con la presencia de Cristo y de Apóstoles santos.

 

Antiguo Poblado de Santa Maria de la Piscina

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Restos antiguo poblado (mechinales).

No se ha encontrado documento alguno que acredite el poblamiento del lugar, pero los restos arqueológicos hallados parecen afirmar la existencia de un poblado situado en una elevación del terreno a unos 80 m. de la fachada sur de la iglesia. Está formado por paredes naturales de piedra caliza perpendiculares al suelo, con varios huecos o encajes que servían para construir viviendas semirrupestres. La pared natural de piedra se completaba con muros de mampostería y el techo debió ser un envigado muy junto, como lo demuestran los mechinales existentes para encajar las vigas. Los muros descubiertos al pie de esas paredes puedan datarse entre los siglo XI al XIII.

A ambos lados de un pequeño valle que se extiende al este de la iglesia, existen restos de fortificaciones o atalayas. Aprovechando el escarpe natural de rocas hay grupos de hoyos de forma circular que servirían de soporte a las vigas que sustentaban unos castilletes o torreones de madera, primeras formas de fortificación que luego fueron sustituidas por otras de piedra. Más que de defensa serían sólo de vigilancia, para prevenir incursiones de la parte del Ebro en los primeros años de la reconquista.

Necrópolis de Santa Maria de la Piscina

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Piscina Bautismal.

La necrópolis del poblado se sitúa al lado este de la ermita. Se asienta sobre una ladera suave que desciende hacia el valle, formando amplios escalones tallados en la roca caliza del suelo. Es de las llamadas "de repoblación" y se data entre los entre los siglos X al XIV. En las tres campañas de la excavación se descubrieron 53 tumbas, 49 labradas en la roca caliza de la ladera y 4 junto al muro este de la iglesia, muy próximas al ábside. Las de la primera época (anteriores a la ermita, segunda mitad del siglo X) son antropomorfas, y las de la última época de utilización de la necrópolis son de lajas (siglo XII), habiendo también algún sarcófago exento (siglos XIII y XIV).

En el cuadrante noroeste de la necrópolis hay excavada en la roca una piscina o pila circular de sección troncocónica, que podría ser una piscina bautismal, único resto de un supuesto templo anterior a la necrópolis y al templo actual. En el ángulo sureste se descubrió una pileta de forma oval excavada sobre una superficie de roca con forma de trapecio, y un banco tallado del tamaño aproximado de una tumba, estructuras que pudieron servir para lavar a los muertos antes de la purificación.

En el ángulo suroeste existe un lagar formado por una plataforma oval que destruía dos tumbas, lo que indica que cuando se construyó, la necrópolis ya había sido abandonada y había perdido su carácter sagrado. En cuanto a su cronología sólo se puede afirmar que fue construido a partir del siglo XIV, época en que se despobló el lugar trasladándose sus habitantes a Peciña.

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